¿Qué es la Musicología?
Una actividad científica y humanística
Hace muchos años, más de diez, publiqué una serie de artículos en La Nación sobre diferentes aspectos de la música, mayormente la académica. Fueron 16 en total y llamábamos a la serie El ABC de la música. Pasamos por las baladas, la sonata, el poema sinfónico, la armonía y la canción de cuna entre muchos otros temas más. Pero el primero de aquellos escritos breves tuvo que ver con la Musicología. Queda claro que esto fue escrito expresamente para todo público y no para una publicación autorizada para generar debate o aportar alguna visión novedosa u original. Podría haberle cambiado algunos considerandos y agregar algunos nombres más. O retirar el de Gerardo Huseby que falleció hace algunos años. Pero lo voy a dejar tal como lo escribí y tal como fue publicado en 2005.
Musicología, actividad científica y humanística
Domingo, 24 de julio de 2005
No debe ser sencillo para un ingeniero o para un arquitecto tener que precisar qué es la ingeniería o qué es la arquitectura. Afortunadamente para ellos, pocos son los que se lo preguntan ya que, un poco más, un poco menos, el común de la gente sabe de qué se tratan los respectivos asuntos. Pero con la Musicología la cuestión es mucho más compleja. Tanto que pareciera que los mismos musicólogos son, en definitiva, los únicos que podrían aportar alguna luz.
La Musicología, conforme han ido pasando los tiempos y, con ellos, los enfoques teóricos, puede ser definida de múltiples maneras. De un modo muy general, puede decirse que es el campo del conocimiento que tiene por objeto la investigación de la música como fenómeno físico, psicológico, estético y cultural en su más amplio sentido. Y, más allá de los diferentes ángulos con que algún estudio se lleve adelante, éste siempre ha de ser académico. Por lo tanto, la Musicología es una actividad científica y humanística, que plantea una aproximación metódica y rigurosa a la música y que implica, también, una práctica sociocultural.
En las principales universidades del mundo, la Musicología es ofrecida como disciplina exactamente como lo son la ingeniería o la arquitectura. Y si nadie se autoproclama ingeniero o arquitecto sin acceder a su título, en aquellos países nadie se presenta tampoco como musicólogo sin la formación universitaria que lo acredite, situación que no es similar en nuestro medio, donde se autoproclaman musicólogos, por ejemplo, un profesor de francés que degusta la ópera, una musicalizadora radial, un coleccionista de discos antiguos o un memorioso que sabe todos los pormenores de la vida de Gardel.
Los musicólogos son egresados universitarios y habitualmente trabajan en ámbitos académicos. Entre los musicólogos argentinos más destacados de los últimos veinte años podrían ser mencionados Malena Kuss, Leonardo Waisman, Gerardo Huseby, Héctor Rubio, Irma Ruiz, Omar Corrado y Bernardo Illari, casi todos doctorados en universidades extranjeras. Sus investigaciones avanzan sobre temas tan diversos como la música de Alberto Ginastera, la significación de los sonidos en los rituales de las etnias aborígenes argentinas, el barroco latinoamericano, las múltiples facetas de la música popular urbana, la elaboración temática en el Beethoven del período medio o la formulación de teorías para la práctica musicológica. Unos y otros, los musicólogos y los melómanos en general, aman la música y cada uno a su modo la necesita y la disfruta. Pero los musicólogos son investigadores de formación académica. Los coleccionistas, los opinadores y los memoriosos, no. Y a cada cual el sayo que le corresponde.
Pablo Kohan
LA NACION - Espectáculos