La boda de Hector y Harriett
En Inglaterra confiaban en Hector Berlioz
En 1827, Hector Berlioz, que tenía 24 años, fue al Odéon-Théâtre para ver Hamlet. Casi como un personaje de un drama romántico, se enamoró perdidamente de Harriet Smithson cuando la vio representando el papel de Ofelia. Berlioz, que admiraba y conocía en detalle la obra de Shakespeare, pudo comprender cada palabra y cada gesto de la actriz irlandesa aún cuando su inglés era sumamente precario. Profundamente consternado, escribió: "La impresión que hicieron en mi corazón y en mi mente su extraordinario talento y su genio dramático sólo podían igualarse con los estragos que en mi alma producía el poeta a quien ella interpretaba tan noblemente". Sin distinguir claramente los límites entre la actriz real y la idealizada heroína trágica, Berlioz sintió, intensamente, que su vida no tenía ningún sentido sin ella. Smithson ni siquiera le prestó atención. La obsesión de Berlioz permaneció incólume. La Sinfonía fantástica, de 1830, fue escrita con Harriet como maligna heroína simbólica. Tuvo un noviazgo de final desastroso y tras una extensa estancia en Roma, en 1833, tras persecuciones y acosos tan románticos como grotescos, Berlioz logró su cometido y convirtió a Miss Smithson en Mme. Berlioz. Paradójicamente, no pasó mucho tiempo hasta que pudo comprobar que su vida con Harriet tampoco tenía demasiado sentido. Pero en el momento de la boda, hubo quienes les desearon la mejor fortuna. En The court journal, un nuevo periódico que se editaba en Londres, celebraron la boda con una escueta noticia: "La semana pasada, la señorita Smithson se casó, en París, con el compositor musical (sic) Hector Berlioz. Confiamos en que dicho matrimonio hará feliz a una joven afable y que esta felicidad evitará su reaparición en los escenarios ingleses".
Fuente: Pablo Kohan | Para LA NACIÓN