Massenet planea un asesinato por teléfono

Por fuera de las nuevas posibilidades literarias y teatrales que habían sido puestas en escena por Debussy con el estreno de Pelléas et Mélisande, en 1902, el autor de Manon y Werther imaginó un drama que, por supuesto, continuaría por su muy exitoso derrotero romántico. Para componer Thérèse, Massenet volvió a asociarse al dramaturgo Jules Claretie. Atraídos por la novedad, para poder contactarse sin impedimentos, decidieron que lo mejor sería que cada uno se instalara un teléfono. Con esta modernísima tecnología, los avatares del libreto eran conversados, discutidos y resueltos con gran celeridad. Hasta que llegó el momento de tener que decidir por el modo de la muerte de Thérèse, una mujer que, en tiempos de la Revolución Francesa, debía optar entre continuar con su marido o partir al extranjero con su amante. Los dos estaban de acuerdo en que la muerte debía ser rotunda y categórica. Según cuenta el mismo Massenet en sus memorias, él le propuso a Claretie: "Cortale la garganta a Thérèse. Eso sería perfecto". En lugar de escuchar la respuesta de Claretie, una voz bramó en el teléfono: "¿Quiénes son ustedes? ¡Asesinos! ¡Si lo supiera ya los denunciaría a la policía!" Acostumbrados a las intrusiones de otras voces en las conversaciones telefónicas, Claretie continuó sin prestar atención al invasor. "Buena idea. Y después bien podríamos poner su cuerpo junto al de su marido en una carretilla. Eso es mucho mejor que envenenarla". Según relata Massenet, el testigo de la conjura, desesperado, los amenazó de todas las maneras posibles. Su esfuerzo fue inútil. La pobre Thérèse no pudo ser salvada pero no fue una navaja ni un brebaje maligno sino la guillotina la que puso fin a sus días.

Fuente: Pablo Kohan | Para LA NACIÓN